con "The Children's Book of American Birds"
En los días de juego sólo amanece,
y la luz se va secando
en grandes recipientes abiertos,
que destilan un aceite espeso,
de olor y sabor deshelados.
Los hombres y mujeres
se arrancan mutuamente
las pieles, las palabras,
cesa el movimiento del mar,
para escucharlos.
Frente al lago hunden las manos
en los óleos luminosos,
ungen las piedras, los arroyos,
tensando el arco lento
para el canto.
La puntería en la voz dirigida,
un coro que apunta al blanco único,
luna emboscada en la maleza del día absoluto,
mar de temblor acorralado.
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